La Ribot: Siempre estoy en el margen, en lo que no es norma

La Ribot: Siempre estoy en el margen, en lo que no es norma

La Ribot (Madrid, 1962) y la compañía portuguesa Dançando com a Diferença inaugurarán mañana IDEM 2018, Festival Internacional de las Artes, con Happy Island, recién estrenada en el célebre festival La Bâtie de Ginebra. "Me he dado cuenta de que es una obra para todos los públicos. Es visual y accesible. ¡Es muy bonita! Y los intérpretes tienen mucho que ver con la vida que desprende. Estoy encantada", dice La Ribot.

Happy Island inicia el festival de La Casa Encendida que ha cambiado su enfoque: antes se centraba en la discapacidad; ahora se abre a la diversidad. "Siempre he trabajado en los márgenes, en lo que no es la norma y, aunque nunca lo hice con una compañía como ésta, en mi proyecto 40 espontáneos aparecían personas en esos márgenes de uno u otro tipo. Coproduzco Happy Island porque quiero que se considerase un proyecto mío y que entre en mi circuito de representaciones. Estamos cerrando actuaciones en París y Berlín".

Happy Island tiene mucho que ver con la forma de ser de los cinco bailarines de la compañía de Funchal (Madeira) que dirige Henrique Amoedo. Los cinco, con sus distintas discapacidades físicas e intelectuales. "La obra ha crecido con sus personalidades", explica La Ribot. "Es muy emotiva, pero no porque mi objetivo fuese ése, sino porque ellos son muy emotivos", señala sobre Bárbara Matos, Joana Caetano, Maria João Pereira, Sofia Marote y Pedro Alexandre Silva, sus protagonistas.

El luminoso título, cuenta, "se refiere tanto a la maravillosa isla de Madeira como a la idea del aislamiento (o no) de los que están en riesgo de exclusión. Happy island ocurre en el bosque de Fanal, representado en la película que está detrás. Nos podemos imaginar que todos los que ahí aparecen son personas de distintas culturas", dice La Ribot sobre esta creación, que cuenta con música de Francesco Tristano, Jeff Mills y Archie Shepp, entre otros.

La pieza, por eso, subraya lo especial de cada uno. "Son personajes independientes y sólo les une que conviven en este mundo mágico. Una de las bailarinas es una serpiente alada, podría ser azteca; otra es una bolita de oro más bizantina; una tercera intérprete sería como la Bella Durmiente, el único chico es un fauno, pero vestido a lo Vivienne Westwood, y la quinta intérprete es como una mujer de rojo".

"Henrique Amodeo, Telmo Ferreira [ayudante de coreografía en Happy Island] y todos los profesores, además de realizar una labor de inclusión total, como enseñarles a montar en autobús, que sepan contar el dinero, tener autonomía en la vida cotidiana, también les enseñan cómo se vive el cuerpo a través del arte y la danza. Porque la danza cura. Es una maravilla. Me he enamorado de la función política y social que impulsa Henrique, porque cultiva el amor a la vida".

El proyecto de Happy Island se inició en junio de 2017, cuando Henrique Amodeo encargó a La Ribot un solo para tres bailarinas de su compañía. Desde entonces, la coreógrafa ya no se separa de Dançando com a Diferença. "Hemos trabajado mucho con sus deseos y sus sueños. Porque la autonomía, que es lo que busca Henrique, está conectada con el deseo, con el sexo, con existir, amar, participar y ser individuo. Y hemos hablado de todos los temas tabúes; es donde está la esencia del individuo".

 

Por: CRISTINA MARINERO, Madrid
fonte: www.elmundo.es